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DOMINGO 26 NOVIEMBRE 2017: SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO (Mt 25, 31-46)



El año litúrgico, el año de la iglesia, termina con esta fiesta magnífica: Cristo Rey. Cristo ayer, hoy, siempre.
Elegir al rey, elegir a Cristo es peligroso, exige asumir su vida y su destino.
Exige: servir, lavar los pies, mancharse las manos, comer con los pecadores, obedecer al Padre, dar la vida.
El evangelio es más claro que el agua. La Palabra de Dios siempre nos recuerda lo mismo: A Jesucristo lo podemos abrazar, servir, alimentar, visitar. Sí, hoy, aquí y ahora. ¿Cómo? No sólo con el pensamiento, palabras... Sí, está físicamente presente en "sus hermanos más pequeños". Con acciones físicas.
Y cuando venga el Rey en su gloria le podremos decir: yo te he visto en algún sitio. Te he visto muchas veces a lo largo de mi vida.
El año litúrgico termina. Sólo Dios permanece para siempre. Sólo el amor es para hoy y para siempre. Y nosotros permaneceremos siempre si amamos, lo demás...


JUEVES 30 NOVIEMBRE 2017: FIESTA SAN ANDRÉS APÓSTOL (Mt 4, 18-22)


SAN ANDRES nació en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genezaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste. Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado). Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús.
Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de EI.
El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son inciertos. La tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV. En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.